¿Cómo
y por qué llego aquí?
El
Programa de Voluntariado Internacional de Países en Desarrollo, gestionado por el
Área de Cooperación Internacional de la Diputación de Huelva, es el proyecto
que nos permite a voluntarios de la provincia de Huelva vivir una experiencia
sensibilizadora en países a los que deberíamos tener la obligación de tenderles
la mano.
Recuerdo
el día en que me enviaron el enlace para participar en el Programa de
Voluntariado. Estuve varios días reflexionando. Salir de mi país y de mi zona
de confort, enfrentarme a otra realidad, otra gente, otras costumbres e,
incluso, otras formas de expresarse. Pero siempre hay que intentar superarse y
vivir experiencias nuevas, y si es aportando nuestro granito de arena, mucho
más.
Comenzó
hace unos 10 años, si no me equivoco, con 3 destinos y 15 voluntarios. En la
novena edición, del 2015, alcanzaron 100 solicitudes para varios destinos de
larga duración y corta duración. Fuimos unas treinta personas las que al final
de un proceso de selección, tuvimos la suerte de vivir una experiencia que nos
cambiaría la vida. Los destinos en general se dividen entre África y
Sudamérica, y cada uno de ellos requiere un perfil profesional, desde
profesores, educadores, enfermeros, veterinarios… pero creo que de lo más
importante, y que tienen muy en cuenta es que seas voluntario. Me pareció muy
positivo que fuera una de las exigencias para presentarte al Programa, porque
ser voluntario implica tantos valores y actitudes ante la vida, que necesitaría
otro post para explicarlo.
Centrándome
en lo que estaba contando, el programa se divide en dos tipos de estancias:
corta duración, un mes normalmente; y larga duración, a partir de 3 meses. A mí
me ha quedado por experimentar el irme de larga duración, pero bueno, en un
breve tiempo me iré por mi cuenta.
Las
diferentes fases del proceso de selección constan de una presentación de tu cv,
que se pueda apreciar que haces voluntariado y que te adecuas a algunos
perfiles profesionales que exige el programa, y de ahí pasas a la entrevista
personal. Yo, que soy una sensiblona, salí la primera vez con pensamientos
negativos, porque llevan razón, vas a enfrentarte a una realidad muy dura y
debes estar preparado, al menos, moral y mentalmente, y ser muy responsable de
tus actos. Si pasas esa entrevista, el proceso sigue con un cortito curso de
formación sobre cooperación internacional. Para los que no trabajamos en ese
mundo, nos viene siempre bien conocer de primera mano, ciertos aspectos y
conceptos. Por último, el proceso finaliza con un fin de semana de convivencia
todos los voluntarios. Y que pases o no la selección, merece la pena todo el
proceso simplemente por la gente a la que acabas conociendo.
El
proceso acaba, como ya comenté antes, con la selección de los voluntarios para
ir a terreno. No siempre se completan las plazas, normalmente por falta de
perfiles que se adecuen a lo que necesitan, quizá porque no llega a todo el que
quisiera la información o la existencia de este programa.
Este
año pasado, repetí por segunda vez ir a San Lorenzo, capital de la provincia
Datem del Marañón, en Perú. Viajábamos con la Universidad Marcelino Champagnat
de Lima, a formar profesorado de los pueblos originarios. Ellos son maestros y
maestras que enseñan en sus comunidades, pero en la mayoría de los casos no
tienen un título que lo certifique, ni conocimientos y herramientas que les ayuden
a enseñar a sus niños y niñas. Es por eso que la Umch se traslada cada verano de allá, en el mes de enero, con profesores voluntarios de Chile, Bolivia, España y el propio Perú, para dar lo mejor de sí.
En
2016 el Programa permanece en estado de evaluación, para ir mejorando en
próximas convocatorias.