lunes, 25 de julio de 2016

El Programa de Voluntariado

¿Cómo y por qué llego aquí?

El Programa de Voluntariado Internacional de Países en Desarrollo, gestionado por el Área de Cooperación Internacional de la Diputación de Huelva, es el proyecto que nos permite a voluntarios de la provincia de Huelva vivir una experiencia sensibilizadora en países a los que deberíamos tener la obligación de tenderles la mano.
Recuerdo el día en que me enviaron el enlace para participar en el Programa de Voluntariado. Estuve varios días reflexionando. Salir de mi país y de mi zona de confort, enfrentarme a otra realidad, otra gente, otras costumbres e, incluso, otras formas de expresarse. Pero siempre hay que intentar superarse y vivir experiencias nuevas, y si es aportando nuestro granito de arena, mucho más.

Comenzó hace unos 10 años, si no me equivoco, con 3 destinos y 15 voluntarios. En la novena edición, del 2015, alcanzaron 100 solicitudes para varios destinos de larga duración y corta duración. Fuimos unas treinta personas las que al final de un proceso de selección, tuvimos la suerte de vivir una experiencia que nos cambiaría la vida. Los destinos en general se dividen entre África y Sudamérica, y cada uno de ellos requiere un perfil profesional, desde profesores, educadores, enfermeros, veterinarios… pero creo que de lo más importante, y que tienen muy en cuenta es que seas voluntario. Me pareció muy positivo que fuera una de las exigencias para presentarte al Programa, porque ser voluntario implica tantos valores y actitudes ante la vida, que necesitaría otro post para explicarlo.

Centrándome en lo que estaba contando, el programa se divide en dos tipos de estancias: corta duración, un mes normalmente; y larga duración, a partir de 3 meses. A mí me ha quedado por experimentar el irme de larga duración, pero bueno, en un breve tiempo me iré por mi cuenta.

Las diferentes fases del proceso de selección constan de una presentación de tu cv, que se pueda apreciar que haces voluntariado y que te adecuas a algunos perfiles profesionales que exige el programa, y de ahí pasas a la entrevista personal. Yo, que soy una sensiblona, salí la primera vez con pensamientos negativos, porque llevan razón, vas a enfrentarte a una realidad muy dura y debes estar preparado, al menos, moral y mentalmente, y ser muy responsable de tus actos. Si pasas esa entrevista, el proceso sigue con un cortito curso de formación sobre cooperación internacional. Para los que no trabajamos en ese mundo, nos viene siempre bien conocer de primera mano, ciertos aspectos y conceptos. Por último, el proceso finaliza con un fin de semana de convivencia todos los voluntarios. Y que pases o no la selección, merece la pena todo el proceso simplemente por la gente a la que acabas conociendo.

El proceso acaba, como ya comenté antes, con la selección de los voluntarios para ir a terreno. No siempre se completan las plazas, normalmente por falta de perfiles que se adecuen a lo que necesitan, quizá porque no llega a todo el que quisiera la información o la existencia de este programa.

Este año pasado, repetí por segunda vez ir a San Lorenzo, capital de la provincia Datem del Marañón, en Perú. Viajábamos con la Universidad Marcelino Champagnat de Lima, a formar profesorado de los pueblos originarios. Ellos son maestros y maestras que enseñan en sus comunidades, pero en la mayoría de los casos no tienen un título que lo certifique, ni conocimientos y herramientas que les ayuden a enseñar a sus niños y niñas. Es por eso que la Umch se traslada cada verano de allá, en el mes de enero, con profesores voluntarios de Chile, Bolivia, España y el propio Perú, para dar lo mejor de sí.


En 2016 el Programa permanece en estado de evaluación, para ir mejorando en próximas convocatorias.